Resumen
El síndrome metabólico (SM) es una combinación de alteraciones metabólicas, originadas por una suma de componentes genéticos y factores de riesgo, principalmente estilos de vida poco saludables, que favorecen el desarrollo de enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2 (DM2) (1). Además de estas relaciones ya bien conocidas, también se han encontrado asociaciones positivas del SM con enfermedades neurodegenerativas. SM está relacionado con un aumento en el riesgo de deterioro cognitivo y su evolución hacia un trastorno neurocognitivo mayor (2). La OMS ha calificado al SM como una epidemia global, actualmente su prevalencia se estima en un 20-25% de la población mundial. El padecer SM está asociado con un aumento de 2 a 3 veces en la morbilidad y mortalidad en comparación con personas sanas (3). El SM afecta negativamente el rendimiento cognitivo y la estructura cerebral, incrementando el riesgo de deterioro cognitivo por Encefalopatía Diabética, enfermedades tipo Alzheimer, enfermedad de Parkinson, demencias vasculares y otras patologías neurodegenerativas. Estudios clínicos mostraron que el SM, principalmente en presencia de diabetes, se asoció en mujeres con una disminución de la memoria a largo plazo y un declive acelerado del funcionamiento ejecutivo (4). Un estudio que evaluó pacientes con SM con el test Mini Mental de Folstein (MMSE) descubrió que el rendimiento en estas pruebas era menor en aquellas personas que incluso no presentaban aún deterioro cognitivo sintomático (5). El enfoque terapéutico actual en las enfermedades neurodegenerativas más prevalentes consiste en el tratamiento o intentar retrasar la aparición de los síntomas de deterioro cognitivo. Pero una nueva generación de medicamentos que mimetizan las incretinas, utilizados inicialmente para el tratamiento de la DM2 y más recientemente para la obesidad han mostrado tener efectos promisorios sobre el deterioro cognitivo y la neurodegeneración. Los más estudiados y utilizados son los fármacos que mimetizan al péptido similar al glucagón-1 (GLP-1), una hormona incretina secretada por las células L intestinales en respuesta a la ingestión de nutrientes por vía oral, con acciones insulinotrópicas al estimular los receptores específicos de GLP-1 (GLP-1R) en las células β pancreáticas (6). El GLP-1 per se es rápidamente degradado por la dipeptidil peptidasa tipo 4 (DPP-4) en el péptido biológicamente inactivo, mientras que los agonistas sintéticos del GLP-1R, como liraglutida, exenatida y semaglutida tienen una vida media plasmática mayor por su resistencia a DPP-4. Estos agonistas de GLP-1R se utilizan actualmente para el tratamiento de pacientes con diabetes tipo 2 (7) y obesidad (8). Los GLP-1R se localizan también en el sistema nervioso. Inhiben la orexia y la ingesta de alimentos, tienen propiedades neurotróficas y neuroprotectoras (9,10). La semaglutida mejoró la gravedad de los síntomas motores asociados con la enfermedad de Parkinson (11). También se documentaron acciones neuroprotectoras de los agonistas de GLP-1R después de una lesión axonal. La semaglutida mejoró las alteraciones observadas en varias neuropatías periféricas y centrales, incluyendo modelos de enfermedad de Alzheimer e infarto cerebral (12-15). Con otras incretina sintéticas, se pudo observar en modelos experimentales un incremento significativo en la mielinización (16). Hipótesis La semaglutida, incretina sintética, tiene la capacidad de mejorar los daños neurodegenerativos y cognitivos producidos en un modelo animal por el síndrome metabólico. Objetivo General: Estudiar el efecto de semaglutida sobre las alteraciones producidas por el Síndrome Metabólico en el sistema nervioso. Objetivos Específicos: -Determinar si existen diferencias en parámetros metabólicos, de estrés oxidativo e inflamación a nivel sistémico y en tejido nervioso entre animales con síndrome metabólico tratados con semaglutida y sus controles. -Evaluar mediante neuroimágenes (obtenidas mediante TAC, RMN y PET) si el tratatamiento con semaglutida modifica el uso de glucosa o produce alteraciones morfológicas en distintas zonas del cerebro de los animales experimentales. -Comparar el desempeño en tests neurocognitivos de los animales con síndrome metabólico tratados con semaglutida y los que no recibieron el tratamiento. -Examinar si el tratamiento con semaglutida previene/mejora el daño producido por el síndrome metabólico sobre las vainas de mielina en el nervio óptico. -Analizar si el tratamiento con semaglutida en animales con síndrome metabólico modifica la expresión de genes asociados al funcionamiento mitocondrial y de retículo endoplásmico. -Estudiar si se observan cambios histológicos en cerebro y cerebelo de las ratas tratadas con semaglutida comparado con los controles.